La vida no la quiero para descansar
No cabe duda que la actividad cultural que hay en La Granja durante el verano es la envidia, no sólo de la provincia, sino de todo Catilla y León. Con su Gala de la Magia, su Granjazz, sus Noches Mágicas...
Cuando tienes que fotografiar a una persona a la que admiras es dificil mantener el tipo detrás del objetivo y no dejarte llevar por esa admiración. Esto es lo que me sucedió al cubrir el Intérprete, con Asier Etxeandia a la cabeza.
Como ya os puse en la presentación de este blog ponemos el 200 % en todo lo que hacemos, y en esta ocasión no iba a ser menos. Pero reconozco que es complicado trabajar cuando a través de la cámara percibes una montaña rusa de emociones. Pasas de la risa al llanto en décimas de segundo, se te van los pies, cantas mientras haces fotos...entonces decidí disfrutarlo y dejarme llevar.
Sé que no soy objetiva con este hombre, pero es una bestia parda en el escenario. ¿Como se puede tratar un tema tan serio y complicado como si fuera una fiesta?. Y de repente, Najwa Nimri hace que una caída sea cómica. Y El Intérprete se vuelve niño y toca Imagine al piano.Y de pronto aparece Aitana Sánchez Gijón y hace que sea sensual cortar jamón y va La Feldene y se vuelve loca. Y te hacen sentir maravilloso y Hugo Silva se convierte en Sátiro. Y de repente, la catársis con el público se torna irrefrenable...
Después de disfrutarla aquí llevé a una amiga a verla a Madrid. En esta ocasión no hice ninguna foto. Fué totalmente diferente, con menos cameos, pero igual de buena. Tanto es así, que mi amiga se enganchó y ella me llevó a verla a Valladolid de nuevo. Sé que hay gente que me dice que como puedo ir a ver tantas veces la misma obra de teatro. Muy simple: porque no es la misma. El Intérprete está vivo, muta, cambia según el público y el escenario, cambia según el estado de ánimo que tengas ese día...Además es como ir de fiesta con los colegas, ¿acaso no repetirias si te lo pasas bien?.
Sólo puedo recomendárosla; os puede gustar más o menos, pero no os dejará indiferentes. No es un concierto, no es una obra, no es cabaret, no es un monólogo... y lo es todo. Yo ya tengo mis entradas para Gijón; porque sí, porque me apetece llorar, reir, bailar, cantar, saltar... Me apetece saberme invisible, me apetece recordar que fuí una niña rara, me apetece confirmar que lo importánte no es sacar sobresaliente en matemáticas sino en capacidad de amar. Y que me recuerden, que por encima de todo y de todos, tengo que defender mi sombrero por ridículo que parezca.
Un encanto de artista...