En la preboda ya nos percatamos de la timidez de Adela, ella misma nos lo dijo, que no le gusta ser el centro de atención, ni que la miren, pero claro el día de tú boda...
Ella se puso su maravilloso vestido de Cotonnus en la casa familiar, mientras que Rafa se vistió en el hotel Áurea convento de capuchinos de Segovia, donde se celebraría luego la fiesta.
Tras la ceremonia, en la iglesia de la Trinidad, les hicimos unas poquitas fotos mientras los invitados llegaban al hotel. Recuerdo, que se agarró de mi brazo de la vergüenza que le daba cruzar la plaza Mayor y que la gente la mirase. Pero se casó con Rafa que, desde el cariño, es una bestia de todo lo contrario. Quedó demostrado al entrar en el salón, que lo hizo dándolo todo, al igual que cuando repartieron los ramos, que lo hizo con un flow...
Un encanto de pareja...