Como tú me miras...
Como tú me miras no me ha mirado nadie. Eso es lo que deben de sentir Cristina y Héctor, porque el amor no se puede fingir, las miradas entre ellos hablaban por sí solas el día de su boda. Nos encanta la gente altamente emocionable, nos encanta que nos permitáis emocionarnos con vosotros.
Si en el momento en el que la novia se mira en el espejo una vez vestida, maquillada y dispuesta para salir de casa, sus lágrimas se vuelven incontrolables ante la atenta mirada de su hermano, se augura una boda llena de emociones de principio a fin. Y eso fue lo que ocurrió.
La ceremonia se celebró en la Colegiata de San Ildefonso y resultó de lo más emotiva. Las lágrimas se acentuaron cuando Chema, el hermano de la novia, se acercó a ella para dedicarle la canción Tu hermana que cantó el grupo Savia Flamenca o cuando Cristina dirigió a su ya marido unas bonitas palabras.
La fiesta la continuaron en el restaurante Venta Magullo de Segovia donde La plebe de Shopen amenizó un cóctel que parecía no tener fin por la marcha que llevaba. Desde luego que el ambiente de una boda lo marcan los invitados y cuando hay tanta gente joven la alegría y el buen rollo están servidos.
La dulzaina y el tambor hicieron levantarse a más de uno durante la comida y la sobrina de los novios les sorprendió dedicándoles, junto con sus primas, lo que más le apasiona: unas sevillnas. Y hasta el final hubo complicidad en la pareja, miradas y abrazos que se dejaron sentir en su primer baile como casados.
Un encanto de pareja...